La lectura y escritura son habilidades básicas en el
aprendizaje de futuros conocimientos; por tanto, manejarlas con abundancia
brinda seguridad. (De la Cruz Ramírez, 2007)
Una extensa
investigación británica realizada durante dos
décadas, por científicos del departamento de Sociología de la Universidad de
Oxford, reveló en 2011 que la lectura es el más importante predictor del
éxito profesional.
Esto concuerda con una investigación del 2002 de la OCDE, citada en un
informe del Fondo Nacional de Alfabetización del Reino Unido, realizado por las
investigadoras Christina Clark y Kate Rumbold, que asegura que “disfrutar de la
lectura es más importante para el éxito educacional de los niños que el estatus
socioeconómico de su familia”.
Pedagogos y psicólogos han coincidido en que el conocimiento,
las habilidades y los valores que se adquieren en la escuela son fundamentales
para llegar a tener un modo de vida satisfactorio y ser capaces de cumplir las
expectativas que cada uno proyecta.
Un
estudio realizado por la
Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, manifestó que México ocupa
el penúltimo lugar en comprensión lectura.
En nuestro país
el 10 por ciento de lo que lee son periódicos, pero en Alemania, esto
representa sólo el uno por ciento de lo que se lee en ese país.
La Encuesta Nacional de
Hábitos, Prácticas y Consumo Culturales en 2010, aplicada por CONACULTA a
32,000 personas en todo el país, determinó que en promedio los mexicanos leen
2.9 libros al año, mientras que en Canadá se leen aproximadamente 47 libros al
año.
En México, a los ocho
años se considera como la edad en la cual un niño debe saber leer y escribir,
ya que oficialmente a los seis años cumplidos debió ingresar al primer año de
primaria.
De la población infantil de 8 a 14 años, 3.6% no sabe leer ni
escribir; y de ésta 30% no asiste a la escuela, por lo que resulta probable que
no adquieran esta capacidad o la adquieran tardíamente. (INEGI 2011).
Para los alumnos de educación primaria y padres de familia,
aprender suele significar simplemente el cumplir, memorizar y contestar con el
fin de obtener buenas calificaciones.
Hoy en día la mayoría de la enseñanza de lectura se
basa en el conocimiento de los rasgos ortográficos, nombres de letras, y
sonidos. Está enfocada en aprender a identificar las letras, sílabas y
palabras. Cuando aprender a leer se comienza con el desarrollo del sentido de
las funciones del lenguaje escrito.
Todo conocimiento es útil y todo esfuerzo que se emprende,
tarde o temprano, da frutos que mejoran la vida de las personas. (CREPAL, 2000)
Expertos consideran que la lectoescritura en las aulas ayuda
a desarrollar las competencias básicas de la comunicación en los alumnos y a
obtener un dominio de las cuatro artes del lenguaje: hablar, escuchar, leer y
escribir, sin perder de vista que estos componentes son interdependientes entre
sí, y deben ser enseñados simultáneamente.
El aprendizaje de la lectoescritura es producto de
la interacción del niño con su mundo y con situaciones de lectura y escritura. (Merino 1995).
Cuando los niños leen por gusto y quedan atrapados en los
libros, adquieren, involuntariamente y sin hacer esfuerzos conscientes, casi
todas las llamadas habilidades de lenguaje. “Se volverán lectores apropiados,
adquirirán un gran vocabulario, desarrollarán la habilidad de comprender y usar
construcciones gramaticales complejas y desarrollarán un buen estilo de
escritura”. (Krashen, 2011)
Un
niño que domine el proceso de lectoescritura y que lo desarrolle poco a poco
durante su crecimiento, será alguien que posea una educación integral con
criterio propio y pensamiento creativo en su futuro.
Por
ello Colegio Alerce cuenta con un proyecto llamado “Proyecto del Libro” en el
cual los niños al finalizar su año escolar terminan con un libro escrito por
ellos mismos, lo que pretende fomentar en ellos el hábito de la lectoescritura
y sembrarles un interés sobre la misma.
Con
esta investigación se busca evaluar los beneficios que aporta este proyecto
hacia el aprendizaje de los niños de educación primaria, evaluándolo a sí mismo
para conocer los resultados y el impacto que aporta a los estudiantes.
Por
ello esta investigación es viable y cuenta con los recursos necesarios para
llevarse a cabo.
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